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Moto y Mente


Uno de los mejores ejemplos de la influencia de la mente sobre nuestro cuerpo lo vivimos al montar una motocicleta. Para muchos, mantenerse en la línea pintada en la carretera durante varios metros es bastante sencillo. Sin embargo, algo interesante ocurre cuando alteramos nuestra percepción del riesgo.

Imaginemos que esa línea blanca es una barda de 15 centímetros de altura. De repente, mantener el equilibrio se vuelve una tarea más difícil. Ahora llevémoslo al extremo e imaginemos que la barda tiene una altura de un metro. En este escenario, es probable que nos salgamos de la línea en apenas unos cuantos centímetros.

Entonces, ¿qué ha cambiado? En términos físicos, absolutamente nada. La línea sigue siendo la misma, y nuestra motocicleta tampoco ha experimentado cambios. Lo que ha cambiado es nuestra percepción del riesgo, que a su vez influye en nuestro rendimiento.

Esta disminución en nuestra habilidad para mantener el equilibrio no es más que un efecto psicológico, pero su impacto es tangiblemente real. Cuando percibimos un aumento en el riesgo, nuestro cuerpo responde generando tensión. Esta tensión se traduce en una disminución de nuestras habilidades motrices, afectando directamente nuestro control sobre la moto.

Esta interacción entre mente y cuerpo pone en evidencia la importancia de tener una mentalidad adecuada al manejar la moto. Si creemos que algo es peligroso o difícil, nuestro rendimiento probablemente se vea afectado, incluso si el nivel real de dificultad o riesgo no ha cambiado.

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