Mientras ruedo, siento la moto como una representación mecánica de mi mismo: cada componente, desde el motor hasta los frenos, representa diferentes aspectos de la vida, como el trabajo, la familia y las pasiones.
Imagino que el motor es el impulso y los objetivos, los frenos son los límites y el autocontrol, y el ECU y los sensores son la autoconciencia y la adaptabilidad.
El truco está en comprender cómo todo se conecta y trabaja en armonía. Cuando se logra, conducir por la carretera de la vida se siente como una experiencia liberadora. Se me ocurre que esto podría llamarse "Ingeniería Personal".
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